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Las armas que los maestros reclaman no son de fuego
Armar el maestro con la intención de proteger y salvaguardar el ambiente escolar es, una vez más, asignarle responsabilidades que no son parte de sus funciones ni para las que está adiestrado, escribe Ibelle Ayala
Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.






