

En estos días se nos intenta presentar un curso obligatorio de manejo de emociones en las escuelas como la ruta para acabar con las manifestaciones de violencia que vive el país. Atribuirle la complejidad de la violencia a las emociones de la persona es un intento de ignorar sus raíces estructurales a través de la psicologización de la cuestión social. Este término se refiere a los intentos de simplificar cuestiones, fenómenos y problemas sociales complejos. Para ello, se asigna la responsabilidad de estos a las personas y se desvincula el rol de las estructuras e instituciones opresivas en la manifestación de estos problemas.
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