Puerto Rico se encuentra en una encrucijada importante al finalizar el 2025, no por nuestros espectáculos políticos ni por cronologías artificiales, sino porque las realidades que enfrentamos exigen una evaluación más profunda y honesta del desempeño gubernamental. Siempre he dicho que juzgar a una gobernadora que juró en enero, o a una administración, por sus primeros “100 días” es una invención mediática desligada de la verdadera gobernanza. Solo genera presión innecesaria, impulsa decisiones apresuradas y produce políticas públicas improvisadas. Los gobiernos no deben medirse por conteos regresivos diseñados para titulares.

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