

Los ingredientes están sobre la mesa para un menú político novedoso: Pedro Pierluisi recauda un millón de dólares en un día pero aún corre asustado internamente por la posible primaria contra la que fue su compañera de papeleta. Alejandro García Padilla se ve obligado a reiterar una y otra vez, ante la ausencia deslumbrante de líderes en su partido, que no regresa al ruedo político. Y el Partido Independentista Puertorriqueño, sacudiéndose la modorra aislacionista que lo ha aquejado por décadas, le da el visto bueno a Juan Dalmau para que afiance la alianza política (y eventualmente aspire a la gobernación) con los votos de Movimiento Victoria Ciudadana.
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