

Sal a la herida y oxígeno al incendio. Las acusaciones federales a la exgobernadora Wanda Vázquez – la segunda vez que tal mugre penetra la más alta figura pública de nuestro gobierno – parecerían convalidar la xenofobia que el extremista dirige en contra de nuestro pueblo. Donald Trump intentó justificar la apática respuesta de su gobierno a la crisis de María con la infamia de que los puertorriqueños somos “incompetentes” y “corruptos”. Esa “macacoa” de la corrupción pica y se extiende. El otro día anduvo por ahí Domingo García acusando a nuestro principal partido político de ser entidad corrupta como excusa para pedir a un tribunal de Texas paralizar la asamblea de LULAC convocada en nuestra Isla. Trágicamente, luce que nuestros actos facilitan el cuchillo que nos apuñala.
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