Más allá del equipo especial creado por el Negociado de la Policía para esclarecer la reciente balacera ocurrida en el residencial Jardines de Cataño, es preciso reforzar la lucha contra los gatilleros y sus jefes. Hay que enviarles el claro mensaje de que todo asesinato, sobre todo los de inocentes, en este caso un niño de cuatro años, es repudiado por la sociedad y de ningún modo quedará impune.