1 / 10 | El “corazón puertorriqueño” estará abierto al mundo en la quinta edición de Color Caribe. La edición más reciente del festival reunió los talentos de tres grandes artistas locales. - Carlos Rivera Giusti
27 de noviembre de 2025 - 12:34 PM

Los cuernos de cristal quieren rasgar el cielo. La máscara cromada parece reflejar al mundo entero en su faz, pero la gran capa que cubre su cuerpo emite la imagen de un gran par de alas negras que cubren a todo en su penumbra. Flores negras rebosan de sus bordes. Es una curiosa dicotomía. Cuatro manos sobresalen de entre sus vestiduras, cada una como un par de brazos abiertos para mostrar el interior de su figura, ese gran tesoro secreto que se hace mortalmente vulnerable para que todos puedan verlo: un gran corazón de oro, justo en el centro, con una pequeña luna menguante al lado, que bien podría ser una herida. Es el corazón puertorriqueño.
Esta obra es una de las piezas principales pintadas para la edición más reciente del festival Color Caribe, que se celebrará en el Parque Agroturístico de Dorado. Allí se destaca lo mejor del arte “callejero” y el muralismo en la isla. Esta pieza fue creada por tres de los más renombrados artistas locales, en una colaboración sin precedentes. Alexis Díaz, David Zayas y Joshua Santos Rivera, más conocido como “BIK ISMO”. El trío se unió por primera vez en sus carreras para darle vida a esta singular pieza.
“Somos amigos de muchos años, siempre ha habido una camaradería, pero esta es la primera vez que trabajamos juntos. Ha sido un proceso divertido”, comentó Díaz, trepado aún en la plataforma de una máquina que le permite acceder a los puntos más lejanos del mural, dándole forma a los elementos sin terminar de la pieza.

Cuando los tres artistas se juntaron para conceptualizarla, tenían claro que querían que su obra fuera un reflejo de su cultura, pero también de la cultura del Caribe, en general. El vejigante, entonces, surgió como el símbolo idóneo. “Decidimos desarrollarlo de una forma más mágica, espacial, más místico. Se compuso balanceando los estilos de cada uno”, continuó Díaz.
Zayas, por su parte, admitió que hacer proyectos como este no es una tarea sencilla. Implica mucho trabajo en poco tiempo. “Hacer colaboraciones es complicado, porque nuestras agendas siempre están cargadas. Para esto, los planetas se alinearon un poco”, dijo, riendo. “Lo bueno es que aquí sabemos poner los egos al lago, el arte siempre es protagonista".
Cada artista abordó una parte diferente de la pieza. Díaz trabajó las cuatro enormes manos, Zayas el ropaje y el cielo, y BIK ISMO toda la parte central, incluyendo la máscara, el corazón y una pequeña hoguera a los pies del vejigante. Aunque se habían reunido hace unos meses para conversar sobre la pieza, la realidad es que no llegaron a conceptualizarla del todo hasta que ya estaban trabajando en ella. Hubo, por ejemplo, varias versiones de la careta antes de decidirse por la versión actual y por la idea de que los cuernos sobresalieran del enorme contenedor sobre la que fue pintada.
La obra también habla sobre sus propias experiencias, por supuesto, y en el proceso han buscado dejar huellas de sus formaciones y sus vidas como artistas. A lo largo de cuatro días pintando, con muy pocas horas de sueño entre medio, los tres artistas han logrado una de las piezas más distintivas en memoria reciente para Color Caribe, un espacio en que se destacan murales, en honor a su nombre, más coloridos. Este es un mural sombrío, misterioso y surreal. Pero en esas cualidades recae su fuerza y el impacto inmediato que crea en quien lo contempla. Los artistas se han esforzado, sin embargo, por no encajonar su obra ni forzar ninguna forma particular de apreciarla sobre los visitantes. “Esto no es pretensioso, no tenemos el poder de hacer a la gente pensar en lo que queramos, y eso es lo que lo hace especial”, sostuvo Zayas.

El mural es uno de dos ubicados a los lados de la tarima principal. El otro fue creado por tres artistas dominicanos invitados a participar del evento, un poco en contraste con la presencia de este trío de artistas puertorriqueños: se buscaba destacar lo mejor de cada país.
Por eso, esta pieza trasciende a Puerto Rico y busca entablar un diálogo entre todo el Caribe. Los creadores deseaban destacar esos puntos de encuentro, y habiendo tantas distintas manifestaciones de máscaras en los países que hermanan con la isla, el vejigante fue pensado como un tipo de puente entre culturas.

Sobre el festival, los artistas estuvieron de acuerdo en que sigue siendo una gran oportunidad para resaltar el talento local y llegar a más personas. Reconocieron que ha sido un punto importante en el cambio de las narrativas sobre el arte callejero, pues, cuando ellos comenzaban, no se daban las conexiones y nuevas interpretaciones que se pueden encontrar hoy. Espacios como este, coincidieron, son como una semilla.
La quinta edición de Color Caribe reunirá en una sola tarima a más de 20 artistas locales e internacionales que celebran con poder y ritmo la diversidad sonora del Caribe, del 28 al 30 de noviembre. Los boletos pueden adquirirse en Ticketera.
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