Noticia
Basado en hechos que el periodista haya observado y verificado de primera mano, o en información verificada que proviene de fuentes bien informadas.

Ser jíbaro está de moda, pero en Comerío siempre ha sido un tema de identidad

La edición más reciente del Festival Jíbaro en el municipio obtuvo un empuje gracias al más reciente álbum musical de Bad Bunny

14 de junio de 2025 - 4:40 PM

La edición número 45 del festival se llevó a cabo este fin de semana en Comerío. (GFR Media)

Mangas y pantalones enrolladas, machete o azada a la mano, y un simple sombrero de paja para cubrirse el rostro del castigo del sol. Esa ha sido por décadas la estampa tradicional del jíbaro puertorriqueño. Y quizás en ningún otro pueblo como en Comerío se conocen tan bien los símbolos de esta figura icónica de la cultura puertorriqueña.

Este año, el municipio de la montaña celebra la edición 45 de su Festival Jíbaro, el evento que exalta las tradiciones de la “jibarería”, recuerda el estilo de vida que llevó a que esta figura trascendiera y celebra con música “típica” su imborrable huella en la identidad nacional.

“Hace 45 años, desde 1981, comenzamos el Festival Jíbaro. Inicialmente, se reunían los trovadores y poetas y escritores de Comerío, con la idea de hacer un decimario. Entonces surgió un gran movimiento y muchos entonces decidieron hacer una actividad profondos, para recaudar el dinerito que necesitaban para el decimario y se propuso hacer una fiesta, un festival, como ya se hacían en otros pueblos. Y entonces se fundó el Festival Jíbaro”, explicó Gloria Berríos Rivera, presidenta del Centro Cultural de Comerío, que maneja parte de la organización del evento.

En Comerío, jóvenes y adultos reflexionaron sobre lo que significa ser jíbaro hoy.
En Comerío, jóvenes y adultos reflexionaron sobre lo que significa ser jíbaro hoy. (GFR Media)

Aunque el motivo original de esa primera edición era recaudar los fondos para la publicación del libro de décimas, el evento causó tal impresión y gustó tanto a la comunidad local, que muy rápido se convirtió en una fiesta de pueblo tradicional. Este también coincide con el aniversario de la fundación de Comerío, un 12 de junio, hace casi 200 años.

Con el paso de los años, la festividad se convirtió en un espacio en el que exponentes de la llamada música “típica” de Puerto Rico -trovadores, cuatristas y otros- pudieran presentar su arte y mantener viva una de las tradiciones más reconocidas de la música puertorriqueña.

“La idea era también defender la cultura y los valores del jíbaro, de lo que somos”, continuó Berríos Rivera.

Pero esa figura del “jíbaro” y lo que representa ha ido cambiando mucho con el paso del tiempo. Según Berríos Rivera, esa evolución la han podido constatar en el propio festival. En sus inicios, no era más que un encuentro de trovadores que cantaban música “de Navidad”, como se le considera, injustamente, a la trova muchas veces. A través de este espacio, el pueblo comerieño ha logrado defender y preservar el valor de esta música y de estas costumbres.

A lo largo del pueblo, se levantaron distintas estampas que representan la vida en el campo del pasado.
A lo largo del pueblo, se levantaron distintas estampas que representan la vida en el campo del pasado. (GFR Media)

Este año, sin embargo, sucedió algo singular. Aunque por varias décadas, en este municipio se ha exaltado y preservado al jíbaro y sus símbolos, un empuje especial por estos aspectos de la cultura boricua llegó de un lugar inesperado. Bad Bunny, uno de los exponentes musicales más grandes del mundo, lanzó un álbum cuya identidad visual fue inspirada completamente en el jíbaro puertorriqueño. El propio Benito Martínez Ocasio, nombre de pila del artista, se fotografió llevando una pava en la cabeza y machete en la mano.

Y así, de la noche a la mañana, cosas que para algunos eran consideradas anticuadas o aburridas, incluso utilizando el término “jíbaro” de forma despectiva, se convirtieron en el marcador de identidad del momento. Ahora, ser jíbaro no es sinónimo de ser del campo o de tener poca educación, ahora, ser jíbaro es algo chévere.

“Al principio la gente se avergonzaba de decir que eran jíbaros, pero ahora hay un orgullo de verdad. Nosotros lo hacíamos con esa pasión, con ese esfuerzo de que los jóvenes apreciaran la música, con gran esfuerzo y con mucha gente mirando de reojo. “Pero nosotros continuamos, y este año Bad Bunny se tomó ese empeño en hacerlo y nosotros ahí, desde ese mismo momento, comenzamos nuestra promoción, pegándonos a ese llamado que está haciendo él, a ese ejemplo que está dando, y ha sido fabuloso. Es extraordinario porque uno pasaba por las escuelas superiores de aquí, y la intermedia, y los estudiantes andaban con sus pavas y sus camisas blancas, y con un orgullo tan tremendo, ahora nos sentimos apoyados porque ha elevado la música típica a un nivel mundial”, dijo la gestora cultural.

Para algunas voces más jóvenes de Comerío, lo que está pasando, sin embargo, es una extensión de lo que han conocido y celebrado todas sus vidas.

Enrique Ayala Morales, de 21 años, es una de las nuevas voces preeminentes de la trova. Vestido de blanco y portando un recogido sombrero de paja, el joven explicó cómo llegó por primera vez a la cultura musical jíbara.

“Mis ancestros cantaban y nadie más había en mi familia que estuviera exponiendo este arte, y eso me motivó a mantener viva nuestra cultura, nuestras raíces y a manifestar nuestra idiosincrasia, que es un aspecto importante”, contó.

Ayala Morales estudió en la Escuela Cuna de Niños Trovadores de Comerío, donde se formó en este arte desde que era un pequeño. Allí, dice, le inculcaron amor por la patria y le enseñaron a interpretar y componer la décima, forma más reconocida de la trova, y la decimilla, que es una variante que se utiliza principalmente para aguinaldos, a diferencia de la primera, que se canta, principalmente, al ritmo de seises.

“El arte de la trova, además de uno poderlo manifestar a través del canto, es algo que trasciende barreras porque es una manera de llevar lo abstracto a lo práctico, de uno manifestar estas ideas, sentimientos, emociones y podérselo llevar a esa audiencia, a ese público, a ese individuo que se encuentra escuchando o la trova puertorriqueña. Y tiene varias vertientes. Tienes la parte que es un poco más de composición, tienes el canto, tienes que también adaptarte a los diferentes estilos”, sostuvo, sobre las dificultades y peculiaridades de este género.

Milexa Rosario, de 19, y Marializ Cortés, de 18, reciben visitas en una de las “estampas” que se han colocado en distintas partes del pueblo, que representan escenas de la vida tradicional en el campo, de la vida de un jíbaro auténtico en tiempos de antaño. En el interior de una casita de madera inspirada en las que se construían durante la década de 1920, las jóvenes reflexionaron sobre lo que significa ser jíbaro hoy.

Una de las estampas fue una casita al estilo de los años 1920.
Una de las estampas fue una casita al estilo de los años 1920. (GFR Media)

“Para mí es algo emocionante, venir de un pueblo que sigue las culturas y las tradiciones de los tiempos de antes, porque muchos pueblos ya se olvidaron de cómo era vivir antes y el ser de este pueblo es un orgullo completamente. Bad Bunny lo que hizo fue ayudó a que saliéramos a la luz, que se recordara lo que eran los tiempos de antes. Siento que la gente y los jóvenes se están interesando un poquito más, pero se interesan más por lo que él hizo, no por verdaderamente la historia”, compartió Cortés.

“En este festival yo escucho la música, veo el ambiente y veo que todo el mundo se lo está disfrutando y eso es algo bueno, porque los jóvenes hoy en día están experimentando lo que es el jíbaro antiguo”, dijo, por su parte, Rosario.

Ambas jóvenes responden con un “sí” enérgico a la pregunta de si se sienten orgullosas de ser del pueblo de los jíbaros.

Yo siento que no es lo mismo que en otros pueblos, aquí sí se vive la verdadera puertorriqueñidad”, concluyó Cortés.

Y es que para los comerieños, con o sin Bad Bunny, esto siempre ha sido importante, esto siempre ha sido cultura, esto siempre ha sido identidad.

Nosotros somos esto. Somos jíbaros, somos de la isla de Puerto Rico, sea del área metropolitana o de las montañas del centro de la isla. Y esa cultura de amar lo nuestro, nuestras raíces, nuestra forma de hablar, de expresarnos, nuestra música, nuestros instrumentos, todo ese tipo de cosas las puedes ver en esos jóvenes que ya no se avergüenzan, que ya se trepan a una tarima con orgullo y cantan trova”, dijo Berríos Rivera, del Centro Cultural.

Pero siendo un festival en el que se destaca la música jíbara, este periódico planteó la posibilidad de que se improvisara una décima, utilizando como pie forzado el título del álbum de Bad Bunny, “Debí tirar más fotos”, y el joven trovador Ayala Morales, aceptó el reto. Luego de unos breves minutos para componer su pieza en su mente, y tomando una leve libertad poética, el joven le ofreció a nuestros lectores estos versos:

“Hoy su hermosa poesía

lleva rima consonante,

de la décima es amante,

la canta con alegría,

cultivando día a día

el arte de improvisar,

llevándola a cada lar

y alegrando a la gente.

Y todavía sigue latente,

y más fotos debí tirar”.

Popular en la Comunidad


Ups...

Nuestro sitio no es visible desde este navegador.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: