Cerrar un capítulo no siempre significa un acto glorioso ni cinematográfico. Muchas veces se vive en silencio, entre lágrimas que no se muestran en redes sociales y decisiones que al principio duelen más de lo que liberan.

El pasado viernes, 17 de octubre, la periodista Astrid Rivera le puso punto final a su ciclo laboral en “Despierta América” de Univision. Si bien es cierto que su futuro laboral no está definido, la puertorriqueña confía que hay sillas que la esperan en mesas que todavía no conoce.

“Me motivó a presentar la renuncia que yo me pregunté muchas veces que qué había para mí aquí, qué es lo próximo para mí, y me di cuenta en todas las respuestas que ya yo había llegado al límite de crecimiento en el lugar, que mi lugar en ‘Despierta América’ había terminado. Desde que entré como productora pensé que mi última etapa sería como copresentadora. Lo intenté, di lo mejor de mí, fue algo que no se dio, no llegó la oportunidad en este momento. Ya yo sabía y sentía que estaba preparada para ese paso, que me merecía ese paso, pero al no llegar, al yo ver que esa oportunidad no llegaba, me fui dando cuenta que me estaba perdiendo oportunidades por serle leal al programa. Entonces, me reúso y me rehusaba a que pasara un año más sin que se diera la gran oportunidad de mi vida y me siguiera perdiendo oportunidades de crecimiento”, confesó la natural de Hormigueros a El Nuevo Día.

El sábado fue el primer día de la tres veces ganadora del Emmy como exintegrante de “Despierta América”. En su interior, dijo, había una sensación extraña.

“Me he visto todo el día pensando en las historias que voy a hacer. Dinámicas que hacía por los pasados ocho años, por ejemplo, veía una noticia y nosotros la enviábamos a un chat donde estaban los talentos, los productores, para hablar de ese tema en el programa, entonces vi cosas durante el fin de semana que pensé enviar y, de repente, me daba cuenta que ya no estoy”, comentó.

Rivera es de las que defiende la idea que nadie es indispensable en la vida, pero sí reconoce que emanaba una frescura, un sentido del humor y una manera muy particular de analizar los “reality shows”. Eso sí, piensa que su ausencia se sentirá en la dinámica que tenía con el presentador y artista de estilo Jomari Goyso.

“Pero si me dejo guiar por los cientos de mensajes que recibí en redes sociales desde que anuncié mi salida, puedo decir que el público ya me está extrañando, y eso para mí es lo más importante. Más allá de la producción, lo que realmente me importa es la conexión con la audiencia. Por eso les he dicho que seguiré aquí, en redes, haciendo lo que más amo: contar historias, analizar temas profundos y comunicar con propósito”, prometió.

Además de su afinidad con Goyso y los chistes tras bambalinas con Jessica Rodríguez, Francisca Lachapel y el doctor Juan Rivera, una de las cosas que más extrañará es estar maquillada profesionalmente todos los días.

“Maquillarme no es algo que domine, así que disfrutaba muchísimo cuando me dejaban espectacular. Miguel tiene unas manos mágicas, de verdad. Pero bueno, sigo teniendo amistad con él y con otros maquilladores, así que el día que quiera verme glamurosa toda la semana, los llamo”, expuso.

La madre de tres hijos, de igual manera, compartió con este diario sus próximos planes a nivel profesional. En este momento, enfatizó, se encuentra en una etapa de mucha creación y enfoque.

Sobre la entrevista que nunca olvidará, la creadora de contenido resaltó una conversación con Marlene, quien nunca había hablado públicamente del tema.

“Recuerdo que antes de empezar le pregunté: “¿Qué se le pregunta a una madre que ha perdido a sus tres hijos?” Porque, honestamente, no hay manual para eso. Pero el propósito de la entrevista no era revivir la tragedia, sino mostrar la historia de una mujer con una fe inmensa, que encontró esperanza incluso después del dolor más profundo. En medio de todo, surgió una historia de amor: el dueño de la funeraria donde fueron velados sus hijos se enamoró de ella y le dio la oportunidad de empezar una nueva vida.

Después de esto, la boricua entendió que su voz como periodista no podía quedarse solo en contar historias; debía generar conciencia y acción. Fue así como recibió mensajes de mujeres dándole las gracias por “esa conversación”, que habían reconocido señales de violencia doméstica o habían tomado medidas para protegerse a ellas y a sus hijos. Si una sola mujer pudo salvar su vida después de ver esa entrevista, para Rivera valió todo el esfuerzo.

Al pasar revista sobre sus años como reportera del programa, mencionó a Goyso y Rodríguez como las figuras que más extrañará. Este grupo, enfatizó, condujo el “show” “Sin rollo extra”, para el cual se tenían que quedar una hora después de que terminara el “Despierta América” y otra hora más para grabar.

Por lo pronto, la multifacética se describió “en pausa”. En su agenda, aclaró, hay tiempo para el cine, para una cena, para eventos y actividades junto a sus amigos y excompañeros.

“Tal vez antes las mañanas eran tan aceleradas que no siempre había espacio para compartir, pero ahora sí lo habrá”, exteriorizó esperanzada.

Hasta la fecha, Rivera no tiene planificado ningún viaje que la traiga a su tierra natal. Igualmente aclaró que está más que lista para que la inviten de cualquier programa o proyecto de la isla.

“Me encanta Puerto Rico, me encanta mi isla. Y es curioso, nunca he hecho televisión ‘full’ en Puerto Rico. Sería lindo poder hacerlo algún día”, pronunció.

Finalmente, la comunicadora expuso que antes de que el tema de su renuncia se hiciera público, su esposo e hijos ya lo sabían. Como fieles testigos de sus esfuerzos, fueron los primeros en respaldar la decisión.

“Ellos están felices, tranquilos, y eso para mí ha sido lo más importante. Esta fue una decisión muy pensada, hablada y compartida en familia. Mi esposo y mis hijos han sido parte de todo mi proceso laboral; siempre los he hecho parte de mis proyectos y de mis historias”, concluyó.