Ciudad de Guatemala, Guatemala - Horas antes de que Ricardo Arjona pisara el escenario del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, el recinto ya vibraba con un fervor casi religioso.

A las 6:30 p.m., dos horas antes de comenzar el concierto “Lo que el Seco no dijo”, centenares de personas hacían pacientemente largas filas a las afueras del lugar en la Ciudad de Guatemala. Todos ellos estaban allí para presenciar la función número 23 de la residencia del cantautor guatemalteco que comenzó el pasado 31 de octubre. En total, se espera que el artista complete 27 conciertos hasta el 14 de diciembre, pero no se descarta que extienda su estadía una semana más.

En los predios de esta obra de arte de la arquitectura guatemalteca, en una gran zona llena de árboles y fuentes, se instalaron varios quioscos, razón primordial de las largas filas. Allí, los fans de Arjona podían tomarse fotos, comprar recuerdos del concierto, o conseguir dulces y comida típica. Por otro lado, dentro del vestíbulo del auditorio, había otros kioscos que ofrecían productos de artesanos de Guatemala, incluyendo la ropa y mercancía oficial del concierto, hecha por la diseñadora local Victoria Murga y por 218 familias de artesanos.

Esta área también tenía encapsuladas tres vestimentas usadas por Arjona en distintos puntos de su carrera, y dónde también el público se detenía a tomarse fotos. A medida que pasaban los minutos, el público conformado por mujeres, en su mayoría, entre las edades de 20 y 75 años, fueron acomodándose lentamente dentro de la Sala Efraín Recinos, donde se acomodan hasta 2,500 personas.

Al filo de las 8:30 pm, con un teatro abarrotado, se apagaron las luces y se encendieron cinco enormes pantallas de alta definición, que estaban localizadas detrás del escenario delimitado por los instrumentos de los músicos. La imagen de la fachada de lo aparentaba ser un barrio en París, Francia, comenzó a iluminarse, a la vez que se encendían sobre los edificios, luces dentro de lo que simulaban unas residencias, así como un gran cartel que leía: “Cabaret Seco”. Mientras las pantallas mostraban las imágenes de personas en los balcones y ventanas, una mujer rubia caminó dentro de la pantalla hasta uno de los costados del escenario y, de momento, apareció en vida real en el escenario. La presencia de la bailarina cubana Midalys Perdigón, propició que lentamente fueron apareciendo los integrantes de la banda en el escenario.

Inmediatamente, el recinto recibió con gritos y aplausos a quien es considerado como el cantante más importante y prolífico que haya nacido en esta tierra, quien apareció en la tarima para cantar el tema “Gritas”. Ataviado con un sombrero negro de ala ancha y un abrigo largo negro que caía por debajo de las rodillas, Arjona comenzó con un bloque de canciones llenas de energía, como “El que olvida”, “El problema” y “El mundo se volvió cabaret”. El artista lució cómodo, contento y muy energético en todo momento, interactuando con el público constantemente.

En un aparte, y luego de saludar al público presente, Arjona dejó claro cuál sería el hilo conductor que seguiría el concierto: contar su historia familiar e infancia humilde en Guatemala para mostrar que es un hijo de su tierra que nunca ha olvidado sus raíces, usando su pasado difícil y sus experiencias de vida como la razón principal por la que hoy es el artista que es.

“En la época en que crecimos, el que era bruto, era bruto. Y le tocaba buscar con imaginación, en los recovecos de su destino, de la vida, en cualquier esquina, alguna excusa que le permitiera demostrarle a todos los demás que realmente no era tan bruto, por eso se inventó el ‘bullying’”, indicó el intérprete de 61 años en su largo mensaje acompañado de risas del público. “Míreme a mí: me herí un poquito, me hice cantautor. Otros no se esperaron tanto y se volvieron diputados o presidentes de países ahí por todos lados”.

A partir de ese momento siguió un bloque de baladas que incluyó el éxito “Acompáñame a estar solo”, seguido por “Apnea”, donde mostró su talento detrás del teclado y en su capacidad vocal, esa que se mantiene intacta después de tantos años de carrera. De hecho, en muchos otros temas, Arjona acompañó a los nueve músicos que conformaban la banda, tocando la guitarra clásica. Vale la pena mencionar que la calidad del sonido fue sumamente alta, lo que permitió escuchar los instrumentos y la vocalización con una claridad sorprendente.

Para todos los conciertos de la residencia, Arjona ha contado con un equipo internacional de músicos y artistas que incluye al trompetista Omar Martínez, de Puerto Rico; la chelista Carla Seron Ramos, de Chile; la violinista y multiinstrumentista Ellen Melisa Story, de Estados Unidos; la percusionista Gala Celia, de Argentina; el bajista Yarel Hernández, de Cuba; el baterista Giovanni Figueroa, de México; el saxofonista y tecladista Hammadi Bayard, de Cuba; el guitarrista Luis Rey Cabrera, de México y el pianista Michel Ferré, de Cuba. A estos se le suman las coristas Virginia García Alves, de España, y Karen Castiblanco, de Colombia.

Entre medio de estos temas, con su característico humor negro, Arjona quiso aclarar cómo seleccionó el repertorio del espectáculo. “Justo en esa puerta de salida, por donde ustedes se van todas las noches, es la misma historia: es imposible quedar bien con todo el mundo. Se escuchan las quejas como ‘puras (canciones) nuevas cantó hoy’”, mencionó el cantante, a quien apodaban “El seco” cuando era niño, mientras el público reía. “Entonces, como uno tiene oído por todas partes, al día siguiente digo, vamos entonces a las canciones del pasado y, de igual manera, hay quejas. Por tanto, hemos tomado la decisión de que vamos a hacer las canciones que nosotros queramos, y vamos a coincidir el camino”.

Dicho y hecho, ya que a continuación Arjona incluyó en su repertorio varios clásicos, junto con temas de su última producción discográfica, “El seco”, como “Despacio que hay prisa”, “Si el norte Fuera el sur”, “Dime que no”, “Como duele”, “Te conozco” e “Historia de taxi”.

Ya pasado el ecuador del concierto, la canción “Mujer” fue acompañada por un vídeo en los que aparecían imágenes de Adria Arjona, hija del cantante junto a la puertorriqueña Leslie Torres y actriz de Hollywood. Para sorpresa del público, al finalizar el tema, la joven artista apareció en tarima y se fundió en un fuerte abrazo con el cantante, provocando uno de los momentos más emotivos de la noche.

Acto seguido, hubo un bloque de canciones en las que Arjona y su banda tocaron varios temas en modo acústico, lo que llenó la sala de nostalgia e intimidad, encabezados por el tema “Todo termina”. Del mismo modo, el artista aprovechó el momento para improvisar un poco e interpretar varias canciones que le solicitaron unas fanáticas que llevaron unos carteles con el nombre canciones.

Más adelante, sin duda alguna, llegó el momento cumbre de todo el espectáculo cuando el guatemalteco entonó el clásico “Señora de las cuatro décadas”, que provocó un estruendo de gritos dentro de la sala y donde más de una veintena de mujeres levantaran carteles escritos haciendo alusión a la edad de cada una. Esto se debe, en parte, a que durante toda la residencia, Arjona ha seleccionado a una dama del público para que lo acompañe en la tarima durante esta canción.

Para finalizar, y haciendo hincapié en lo orgulloso que se siente de ser guatemalteco, Arjona dejó para las postrimerías del concierto el tema “Mi país”, que fue acompañado por unos coloridos visuales con elementos de la cultura del país centroamericano, seguido por otro de sus grandes éxitos “Mujeres”, con el que cerró un brillante recital.

Al final, el público parecía no querer irse de la sala, quizás por temor a perderse una última canción o, simplemente, por querer agarrar un último recuerdo de una maravillosa velada. A partir de enero, Arjona comenzará una larga gira por Estados Unidos y Latinoamérica, que lo llevará hasta Puerto Rico, el 24, 25 y 26 de abril de 2026. Allí, de seguro, se encontrará con una multitud igual de fervorosa como la que le acompañó la noche del viernes en la Ciudad de Guatemala.