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Las “Palmolive” y el “chofer del pueblo”: Cataño recuerda con alegría al exalcalde Edwin Rivera Sierra “El Amolao”

Una ceremonia privada fue encabezada por el actual ejecutivo municipal, Julio Alicea Vasallo, alrededor del busto de Rivera Sierra ubicado en el malecón que lleva su nombre

12 de diciembre de 2025 - 5:36 PM

La administración intentará que la Plaza Pública de Cataño, que está bajo remodelación y fue construida en el término de Rivera Sierra, lleve su nombre. (itzel.rivera@gfrmedia.com)

Cataño - Los empleados del Municipio de Cataño se reunieron esta tarde frente al busto del exalcalde Edwin Rivera Sierra, “El Amolao”, para rendirle un sencillo homenaje tras su fallecimiento en la mañana de este viernes.

El busto, ubicado en el malecón que lleva su nombre, fue rodeado de rosas y claveles blancos, mientras los presentes compartían recuerdos de su gestión y personalidad.

Rivera Sierra fungió como alcalde de Cataño por 16 años, de 1987 a 2003.

“Dejó su salud trabajando; el que crea que Edwin salió de aquí con chavos se equivocó, porque salió pobre y enfermo, pero cumplió”, recordó el alcalde actual, Julio Alicea Vasallo, quien encabezó la ceremonia.

“Le solicité a su esposa, con mucho respeto, si podíamos velar sus cenizas en Cataño, pero me dijo que eso era imposible por el hecho de que Edwin no quería ceremonias ni homenajes, simplemente descansar e ir al cielo”, continuó.

Las 2.5 millas del Malecón de Cataño fue un proyecto administrativo que se aprobó en la Legislatura, unánimemente, en 2023, reconociendo a Edwin “en vida”, reiteró Alicea Vasallo.

“Él sentó las bases para el desarrollo económico, social y cultural, además de lo turístico. Hoy estamos viendo el fruto de lo que en algún momento presentó”, dijo el alcalde.

Alicea Vasallo se refirió al monumento de Cristóbal Colón ubicado en Arecibo. Rivera Sierra lo adquirió en 1998 con planes de erigirlo en la bahía de Cataño, pero el proceso nunca se completó. Muchos lo tildaron de “loco” por impulsar la idea.

“Era la idea de un hombre visionario, y qué pena que no esté aquí, y se esté perdiendo en Arecibo. Si hubiésemos creído en ese proyecto, hoy Cataño fuera la ciudad turística más importante de Puerto Rico”, puntualizó.

Empleados lo recuerdan

Muchos de los asistentes de la ceremonia eran apodados “amolaítos” y recibieron su permanencia en el ayuntamiento bajo la administración de Rivera Sierra, incluyendo a Alicea Vasallo y a la vicealcaldesa, María de los Ángeles Pérez.

“Era joven cuando me dio la oportunidad de trabajar tres horas en un archivo, y a los seis meses me dio el tiempo completo, y aquí estoy hoy. Deja un legado profundo, era una persona bien servicial”, señaló la vicealcaldesa.

De los Ángeles Pérez, quien describió a Rivera Sierra como “el eterno alcalde”, reveló varias anécdotas graciosas, entre ellas una escena de un programa que grabó en la marina de Vieques, donde se cayó al piso y dijo “una palabrota”.

“Eso es lo que nos llevamos los que empezamos con él, su cariño y humildad, pero sobre todo, que nos dio la primera oportunidad”, expresó.

Alicea Vasallo, por su parte, narró una ocasión en la que estaba en el pasillo de la alcaldía y Rivera Sierra le preguntó si tenía licencia de conducir. Al responderle afirmativamente, le dijo que sería su chofer del día.

“Yo le dije ‘¿qué pasó con su chofer?’ y él me dijo ‘pues no vino, ¿usted puede ser mi chofer?’ y yo le dije ‘pues alcalde, estoy para servirle’. Me monté, me empezó a dar instrucciones y le dimos la vuelta al pueblo como tres o cuatro veces”, estableció.

Según relató Alicea Vasallo, tenía una libreta bajo el asiento del carro donde anotaba todo lo que veía: si los focos estaban fundidos; si algo estaba sucio; observaba las alcantarillas, entre otros.

Ese día, relató Alicea Vasallo, terminaron a las 7:00 p.m. y se fueron al Diana, establecimiento donde Rivera Sierra se tomaba sus “Palmolive”, el apodo con el que bautizó las cervezas Heineken porque decía que bajaban suave como el jabón.

“Él estaba acostumbrado a pagar, y ese día pidió Palmolive para todo el mundo, y dijo que yo iba a pagar la cuenta, que eran como $14.00. Yo los tenía y los pagué. Amaba a ese hombre, eso fue un día muy especial porque conocí al verdadero Edwin”, sostuvo, conmovido, el alcalde.

De otro lado, Santos Rivera González, natural de Cataño y de 72 años, lo recordó como una maravillosa persona que compartía con todo el mundo, especialmente durante su tiempo como “chofer, cuando carreteaba a las personas de Bayamón a Cataño”.

Rosa Cruz Sánchez, de 73 años, rememoró. igualmente, su tiempo como chofer.

“Tengo la mente un poco ida, pero no se me olvida cuando era chofer de guagua pública, tampoco sus obras por el pueblo. Él no era un alcalde ‘guillú’, era muy querido”, concluyó.

La administración intentará que la plaza pública de Cataño, que está bajo remodelación y fue construida en el término de Rivera Sierra, lleve su nombre. Vasallo Alicea, además, decretó cinco días de duelo por la muerte de Rivera Sierra.

Antes de fallecer, Rivera Sierra solicitó ser cremado.

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