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Conductores de camiones de ayuda en Gaza enfrentan crecientes peligros en medio del caos

Personas arrancan los suministros de sus vehículos y a veces los amenazan y golpean

14 de agosto de 2025 - 9:43 PM

Desde marzo, cuando Israel puso fin a un alto el fuego en la guerra contra Hamás y detuvo todas las importaciones, la situación se ha vuelto cada vez más grave en el territorio de unos 2 millones de palestinos. (Mariam Dagga)

Los conductores de camiones que intentan entregar ayuda dentro de Gaza dicen que su trabajo se ha vuelto cada vez más peligroso en los últimos meses, ya que la gente está desesperadamente hambrienta y pandillas violentas han llenado un vacío de poder dejado por los gobernantes de Hamás en el territorio.

Multitudes de personas hambrientas arrancan rutinariamente la ayuda de la parte trasera de los camiones en movimiento, indicaron los conductores locales. Algunos camiones son secuestrados por hombres armados, los cuales trabajan para pandillas que venden la ayuda en los mercados de Gaza a precios exorbitantes. A menudo, fuerzas israelíes disparan en medio del caos, señalaron.

Conductores han sido asesinados en medio del desorden.

Desde marzo, cuando Israel puso fin a un alto el fuego en la guerra contra Hamás y detuvo todas las importaciones, la situación se ha vuelto cada vez más grave en el territorio de unos 2 millones de palestinos. Ahora expertos internacionales advierten del “peor escenario de hambruna” en Gaza.

Bajo una fuerte presión internacional, Israel anunció la semana pasada medidas para permitir que más ayuda ingrese a Gaza. Aunque grupos de ayuda humanitaria dicen que aún es insuficiente, llevar incluso esa cantidad desde los cruces fronterizos hasta las personas que la necesitan es difícil y extremadamente peligroso, indicaron los conductores.

Conducir camiones de ayuda puede ser mortal

Miles de personas se agolparon alrededor de la carretera recientemente mientras dos camiones entraban al sur de Gaza, según mostró un video de la AP. Jóvenes abrumaron los camiones, parándose en los techos de las cabinas, colgando de los costados y trepando unos sobre otros hacia las plataformas de los vehículos para agarrar cajas, incluso mientras los camiones seguían avanzando lentamente.

“Algunos de mis conductores tienen miedo de ir a transferir ayuda, porque les preocupa cómo se quitarán de encima a grandes multitudes de personas”, expresó Abu Khaled Selim, vicepresidente de la Asociación de Transporte Especial, un grupo sin fines de lucro que trabaja con empresas de transporte privado en toda la Franja de Gaza y aboga por los derechos de los conductores de camiones.

Selim indicó que su sobrino, Ashraf Selim, padre de ocho hijos, fue asesinado el 29 de julio por una bala perdida cuando las fuerzas israelíes abrieron fuego contra las multitudes que trepaban al camión de ayuda que él conducía.

Funcionarios del hospital Shifa indicaron que recibieron su cuerpo con un aparente disparo en la cabeza. El ejército israelí señaló que no estaba al tanto del incidente, y que “como regla” no lleva a cabo ataques deliberados contra camiones de ayuda.

Al principio de la guerra, las entregas de ayuda eran más seguras porque, debido a que más alimentos ingresaban a Gaza, la población estaba menos desesperada. Fue posible ver a la policía dirigida por Hamás asegurando convoyes y persiguiendo a presuntos saqueadores y comerciantes que revendían la ayuda a precios exorbitantes.

Ahora, “con la situación sin garantías, todo es permisible”, expresó Selim, quien pidió protección para que los camiones de ayuda puedan llegar a los almacenes.

La ONU no acepta protección de las fuerzas israelíes, diciendo que hacerlo violaría sus reglas de neutralidad, e indicó que, dada la urgente necesidad de ayuda, aceptaría que las personas hambrientas tomaran alimentos de la parte trasera de los camiones, siempre y cuando no se comportaran en forma violenta.

Inundar Gaza con nueva ayuda aliviaría la desesperación y haría las cosas más seguras para los conductores, expresó Juliette Touma, directora de comunicaciones de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos.

El peligro para los conductores está creciendo

Alí al Derbashi, de 22 años, fue conductor de camiones de ayuda durante más de un año y medio, pero renunció después de su último viaje hace algunas semanas debido al creciente peligro, explicó. Algunas personas que toman ayuda de los camiones ahora llevan cuchillos, machetes y hachas, señaló.

En una ocasión fue víctima de una emboscada, y se le obligó a ir a un área a la que Israel designó como zona de conflicto en la guerra contra Hamás. Allí todo fue robado, incluido el combustible y las baterías de su camión, y le dispararon a los neumáticos. Él fue golpeado y le robaron el teléfono.

“Ponemos nuestras vidas en peligro por esto. Dejamos a nuestras familias por dos o tres días cada vez. Y ni siquiera tenemos agua o comida nosotros mismos”, lamentó. Además del peligro, los conductores enfrentaron humillaciones por parte de las fuerzas israelíes, apuntó, quienes los sometieron a “búsquedas prolongadas, instrucciones poco claras, y horas de espera”.

La guerra comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando extremistas encabezados por Hamás mataron a unas 1,200 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a 251 más. La ofensiva de represalia de Israel ha dejado más de 61,000 palestinos muertos, según las cifras más recientes del Ministerio de Salud de Gaza, que no señala cuáles corresponden a milicianos y cuáles a civiles, y opera bajo el gobierno de Hamás.

Las amenazas provienen de todas partes

Nahed Sheheibr, jefe de la Asociación de Transporte Especial, indicó que el peligro para los conductores proviene de todas partes. Acusó a Israel de detener a los conductores y usarlos como escudos humanos. El ejército israelí no comentó sobre la acusación. En los últimos días, hombres vinculados a un clan violento de Gaza les dispararon a los choferes, hiriendo a uno, y saquearon un convoy de 14 camiones, apuntó. Más tarde saquearon una caravana de 10 camiones.

Hossni al Sharafi, quien dirige una empresa de transporte y fue conductor de ayuda humanitaria él mismo, indicó que sólo se le permite usar a conductores que no tengan afiliación política y que hayan sido aprobados por Israel para transportar ayuda desde los cruces.

Al Sharafi narró que fue detenido por las fuerzas israelíes durante más de 10 días el año pasado mientras transportaba ayuda desde el cruce en el sur de Kerem Shalom. Le preguntaron a dónde se dirigía el camión y cómo se estaba distribuyendo la ayuda. Funcionarios israelíes no comentaron sobre las acusaciones.

Algunos conductores dijeron que pandillas armadas les dispararon repetidas veces. Otros indicaron que rutinariamente sus camiones eran despojados, incluso de los palés de madera, por oleadas de personas desesperadas, muchas de las cuales se peleaban entre sí por la comida, mientras fuerzas israelíes disparaban. Las familias hambrientas que no logran obtener ayuda lanzan piedras a los camiones, enojadas.

Anas Rabea recordó que, en el momento en que salió del cruce de Zikkim la semana pasada, su camión de ayuda fue abrumado por una multitud.

“Tenemos instrucciones de detenernos, porque no queremos atropellar a nadie”, expresó. “Es una locura. Tienes gente trepando por toda la carga, por las ventanas. Es como si estuvieras ciego, no puedes ver hacia afuera”.

Después de que la multitud se llevó todo, condujo otros pocos cientos de metros y fue detenido por una pandilla armada, que amenazó con dispararle. Registraron el camión y se llevaron una bolsa de harina que había guardado para él, narró.

“Cada vez que salimos, nos roban”, lamentó. “Está empeorando día a día”.

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