

31 de julio de 2025 - 9:28 PM
Algunos se sintieron invadidos por el miedo, otros prepararon sus mochilas con los elementos básicos de supervivencia y varios más tuvieron que cambiar sus planes de viaje en el último momento. Regía la fuerte amenaza de que grandes oleajes golpearan la costa sudamericana del Pacífico a causa de uno de los terremotos más potentes jamás registrados en el extremo oriental de Rusia horas antes.
“No pegamos ojo en toda la noche, fue una noche muy tensa”, dijo a The Associated Press la comerciante Contanza Mercado, quien vive a pocos metros de la costanera en Valparaíso, unos 120 kilometros al norte de la capital chilena. Junto a su marido, madre y dos niños, abandonó su hogar y no sabe cuándo podrá volver.
La costa del Pacífico de América del Sur amaneció el miércoles con alertas de tsunami y la evacuación de decenas de miles de personas.
Con el paso de las horas, las advertencias se desvanecieron en algunos países mientras otros pedían a sus ciudadanos estar preparados con kits de emergencia.
El Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) de Chile había dispuesto en un primer momento la alerta roja para todo el borde costero continental del país, así como para su territorio insular y Antártico.
Ante la emergencia, las autoridades indicaron que esperaban la evacuación de más de 1.5 millones de personas en el país.
Las primeras olas llegaron a las 9:25 a.m., hora local, a la Isla de Pascua, un territorio insular chileno algunas, con alturas de hasta 60 centímetros.
Posteriormente, el fenómeno empezó a replicarse en otras partes, como Coquimbo, en el norte, donde se registró una perturbación marítima de cerca de un metro.
Varias horas después de las primeras anomalías marítimas, el Senapred rebajó a finales de la tarde el nivel de amenaza en algunas zonas del país a un “estado de precaución”, que “no implica evacuación masiva pero sí alejarse del borde costero”, y canceló la alerta de posible tsunami para el territorio antártico.
De momento no hay reportes de daños, pero las autoridades han advertido que la segunda o tercera ola podrían ser las más peligrosas y acotaron que los últimos oleajes sólo deberían alcanzar la costa chilena en la madrugada.
En Valparaíso, la segunda región más poblada de Chile, las sirenas empezaron a sonar a las 3:50 a.m., hora local, anunciando la llegada de las primeras olas a sus costas. Desde un mirador en una zona segura de la ciudad, decenas de personas se congregaron mientras aguardaban el permiso para volver a sus hogares.
Algunos portaban mochilas con elementos para mantenerse varias horas; otros aprovechaban para merendar y muchos estaban acompañados de sus mascotas.
El Senapred recomendó que los evacuados estuvieran preparados para la emergencia con kits que incluyen papel higiénico, radio a pilas, agua, comida enlatada, botiquín de primeros auxilios, linternas y encendedor.
“Estamos bastante preocupadas y asustadas porque somos venezolanas y nunca habíamos tenido esa advertencia de tsunami”, contó a AP Wilmara Janes, de 17 años, mientras estaba acompañada de su madre y sostenía a su hámster Rey.
Varias personas, como la académica mexicana Alejandra Camacho, tuvieron que improvisar sus planes. “Llegamos a la terminal de buses y nos dijeron que se iba a cerrar”, explicó al referirse a la paralización del transporte decretada mientras rige la alerta, lo que le obligó a postergar un viaje a Santiago.
La evacuación en Valparaíso se dio de forma tranquila y ordenada, aunque se registraban largos atascos en las vías que conducen a las colinas de esta ciudad.
Cinco recintos penitenciarios eran evacuados mientras que medio centenar de establecimientos de salud han activado sus protocolos para hacerlo.
En tanto, las operaciones en todos los puertos desde Arica, en el extremo norte, hasta el centro-sur del país, cesaron y fueron suspendidas las clases en las escuelas situadas en el borde costero.
En Perú, 126 puertos fueron cerrados, incluido el de la localidad de Ilo, desde donde se envía a China cobre de varias mineras de los Andes. Pero las olas que llegaron era mínimas hasta el momento.
El gobierno peruano envió mensajes a los celulares de los ciudadanos alertándolos de la posibilidad de llegada de una serie de olas sucesivas, mientras varios municipios cerraron los accesos viales a la costa. La localidad de Huanchaco evacuó de forma preventiva a unos 300 pobladores. Algunos municipios colocaron tableros advirtiendo a los transeúntes que no se acercaran al litoral.
A media tarde, el ministro de Defensa peruano, Walter Astudillo, dijo a la prensa que el “tren de olas” fue mínimo en el litoral y que evaluarán “en las próximas horas” la decisión de levantar la alerta de tsunami.
Las autoridades colombianas declararon inicialmente una alerta para los departamentos de Nariño, fronterizo con Ecuador, y Chocó, en el noroeste. Se recomendó el cierre total y la evacuación de playas y zonas de bajamar, así como la restricción del tráfico marítimo.
Pero horas después se dio por finalizada la alerta de tsunami para la costa Pacífica. No se reportaron daños en los municipios costeros, indicó en un comunicado la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres. Agregó que no se espera la llegada de más olas de tsunami, por lo que avaló la reanudación de las actividades marítimas.
En tanto, las autoridades de Ecuador decidieron reanudar los vuelos a las islas Galápagos, luego de que se registrara un mínimo oleaje adicional. Pero las clases escolares se suspendieron en el archipiélago.
En Panamá las autoridades informaron que mantienen bajo aviso y vigilancia varias zonas costeras, aunque han descartado eventuales daños o evacuaciones.
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