

19 de diciembre de 2025 - 7:15 PM

El secretario del Departamento de Defensa, Pete Hegseth, anunció el inicio de una operación para “eliminar combatientes del ISIS, su infraestructura y sitios de armas” en Siria tras la muerte de tres ciudadanos estadounidenses.
“Esto no es el inicio de una guerra; es una declaración de venganza. Estados Unidos de América, bajo el liderazgo del presidente Trump, nunca dudará ni cederá en la defensa de nuestra gente”, dijo el viernes en redes sociales.
Dos miembros de la Guardia Nacional de Iowa y un intérprete civil estadounidense murieron el 13 de diciembre en un ataque en el desierto sirio que la administración Trump atribuyó al grupo Estado Islámico. Los guardias nacionales fallecidos formaban parte de los cientos de soldados estadounidenses desplegados en el este de Siria como parte de una coalición que combate al EI.
Poco después de conocerse las muertes, el presidente Donald Trump prometió una “represalia muy seria”, aunque subrayó que Siria combate junto a las tropas estadounidenses. Trump ha dicho que el presidente sirio, Ahmad al-Sharaa, estaba “extremadamente enojado y perturbado por este ataque”, y que el tiroteo ocurrió mientras el Ejército de Estados Unidos ampliaba su cooperación con las fuerzas de seguridad sirias.
La televisión estatal siria informó que los ataques alcanzaron objetivos en zonas rurales de las provincias de Deir ez-Zor y Raqqa, así como en el área de Jabal al-Amour, cerca de Palmira. Indicó que se trató de “depósitos de armas y cuarteles utilizados por el ISIS como puntos de lanzamiento de sus operaciones en la región”.
Un funcionario estadounidense dijo a The Associated Press que el ataque se llevó a cabo con aviones F-15 Eagle, aeronaves de ataque terrestre A-10 Thunderbolt II y helicópteros AH-64 Apache. El funcionario, que habló bajo condición de anonimato para tratar operaciones sensibles, señaló que se esperan más ataques.
Al ser consultado para más información, el Pentágono remitió a AP a la publicación de Hegseth en redes sociales.
Funcionarios de la Casa Blanca señalaron que Trump había dejado claro que habría represalias.
“El presidente Trump dijo al mundo que Estados Unidos respondería por el asesinato de nuestros héroes a manos del ISIS en Siria, y está cumpliendo esa promesa”, dijo en un comunicado la subsecretaria de prensa de la Casa Blanca, Anna Kelly.
Esta semana, Trump se reunió en privado con las familias de los estadounidenses fallecidos en la Base de la Fuerza Aérea de Dover, en Delaware, antes de unirse a altos mandos militares y otras autoridades en la pista para el traslado digno, un ritual solemne y en gran medida silencioso en honor a los miembros del servicio estadounidense caídos en combate.
Según el Ejército de Estados Unidos, los guardias nacionales muertos en Siria el sábado fueron el sargento Edgar Brian Torres-Tovar, de 25 años, de Des Moines, y el sargento William Nathaniel Howard, de 29, de Marshalltown. También murió Ayad Mansoor Sakat, de Macomb, Michigan, un civil estadounidense que trabajaba como intérprete.
El tiroteo, ocurrido hace casi una semana cerca de la histórica ciudad de Palmira, también dejó heridos a otros tres soldados estadounidenses y a miembros de las fuerzas de seguridad sirias, y el atacante fue abatido. El agresor se había incorporado a las fuerzas de seguridad interna de Siria como guardia de una base hacía dos meses y había sido reasignado recientemente por sospechas de que pudiera estar afiliado al EI, según informó el portavoz del Ministerio del Interior, Nour al-Din al-Baba.
El hombre irrumpió en una reunión entre funcionarios de seguridad estadounidenses y sirios que almorzaban juntos y abrió fuego tras enfrentarse con guardias sirios.
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