

27 de diciembre de 2025 - 10:56 AM

Tailandia y Camboya anunciaron el sábado la firma de un alto el fuego que pone fin a semanas de combates armados a lo largo de su frontera compartida debido a reclamos territoriales. El pacto entró en vigor al mediodía, hora local.
Además de poner fin a los combates, el acuerdo exige el fin de las movilizaciones militares de ambas partes y el respeto de los espacios aéreos con fines militares.
Tailandia había sido la única parte en llevar a cabo ataques aéreos, el más reciente de ellos la mañana del sábado, según el ministerio de Defensa de Camboya.
Otra cláusula importante exige que —“después de que el alto el fuego se haya mantenido en su totalidad durante 72 horas”— Tailandia repatríe a 18 soldados camboyanos que ha mantenido como prisioneros desde sus enfrentamientos anteriores en julio pasado.
Los ministros de Defensa de ambos países, Tea Seiha de Camboya y Nattaphon Narkphanit de Tailandia, firmaron el acuerdo en un puesto de control fronterizo después de que funcionarios militares de menor nivel sostuvieron tres días de reuniones como parte del ya establecido Comité General de Fronteras.
El acuerdo declara que ambas partes se comprometen al pacto de alto el fuego anterior que puso fin a cinco días de combates en julio pasado y a los acuerdos de seguimiento. Además, incluye compromisos con 16 medidas de desescalada.
El alto el fuego de julio pasado fue mediado por Malasia e impulsado por la presión del presidente estadounidense Donald Trump, quien amenazó con retirar privilegios comerciales a menos que ambas naciones concretaran un acuerdo. El pacto se formalizó con más detalle durante una reunión regional celebrada en en octubre pasado en Malasia, a la que asistió Trump.
A pesar de los acuerdos, ambos países continuaron con una guerra de propaganda y actos de violencia transfronteriza, los cuales escalaron a principios de diciembre.
Desde el 7 de diciembre, Tailandia ha perdido 26 soldados y un civil como resultado directo de los combates, según funcionarios. Tailandia también ha reportado la muerte de 44 civiles por efectos colaterales de la situación.
Camboya no ha dado a conocer una cifra oficial de bajas militares, pero asegura que 30 civiles han perdido la vida y otros 90 han resultado heridos. Cientos de miles de personas han sido evacuadas de las áreas afectadas en ambos lados de la frontera.
Cada parte culpa a la otra de iniciar los combates y afirma haber actuado en defensa propia.
El acuerdo también exige que ambas partes se adhieran a acuerdos internacionales contra el despliegue de minas terrestres, una de las principales preocupaciones de Tailandia. Soldados tailandeses han resultado heridos a lo largo de la frontera en al menos nueve incidentes en lo que va del año por lo que, aseguran, eran minas camboyanas recién plantadas. Camboya afirma que esas minas fueron colocadas durante una prolongada guerra civil que concluyo a finales de la década de 1990.
Otra cláusula establece que las dos partes “acuerdan abstenerse de difundir información falsa o noticias falsas”.
El acuerdo también señala que se reanudarán las medidas previamente establecidas para demarcar la frontera y que ambas partes también acuerdan cooperar en un esfuerzo para combatir la delincuencia transnacional.
Esto se refiere principalmente a las estafas en línea perpetradas por el crimen organizado que cada año estafan a víctimas en todo el mundo por miles de millones de dólares. Camboya es un centro para tales empresas criminales.
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