

19 de diciembre de 2025 - 3:12 PM


Mediante videoconferencia desde la cárcel 501 de Bayamón, Ángel Colón Maldonado, convicto por una serie de asesinatos a hombres homosexuales por los cuales fue apodado como el “Ángel de los Solteros”, renunció este viernes a solicitar ser evaluado para conseguir el privilegio de la libertad bajo palabra y salir de prisión.
“Voy a renunciar al pedido porque cuesta muchos litigios y no quiero hacerme más famoso”, contestó el confinado a la oficial examinadora Patricia Molina Vázquez, de la Junta de Libertad Bajo Palabra (JLBP).
Colón Maldonado es considerado el único asesino en serie documentado en Puerto Rico, al confesar, en 1987, haber asesinado a siete personas, aunque solo fue procesado por tres.
La vista inició a las 11:11 a.m. y duró apenas 20 minutos. Colón Maldonado, quien no podía responder algunas preguntas en oraciones coherentes o no se entendía muy bien lo que decía al estar lejos del micrófono, estuvo acompañado de su técnica sociopenal, María Peñaloza Grajales.
Luego de que Molina Vázquez le informara los derechos a Colón Maldonado, Peñaloza Grajales la interrumpió para notificarle que no había logrado “establecer una comunicación coherente y lógica” con el confinado desde que asumió el caso, en agosto. Incluso, la técnica sociopenal le preguntó a la oficial examinadora si, en el expediente, había una evaluación psicológica hecha en 2024, respondiéndole que no constaba en el archivo de la JLBP.
“Establecer una comunicación con él, (de forma) coherente, y darle certeza de que él está comprendiendo el proceso... No se la puedo dar”, dijo Peñaloza Grajales, pero Molina Vázquez continuó el proceso y repitió los derechos del confinado a asistir.
Molina Vázquez le compartió que tenía derecho a estar asistido por un abogado, ya fuera de la Sociedad de Asistencia Legal o del sector privado; que podría representarse por “derecho propio”; que podía renunciar al privilegio de libertad bajo palabra; o posponer la vista.
A pesar de las advertencias de Peñaloza Grajales, Molina Vázquez, en sala, retomó la lectura de los derechos de Colón Maldonado. Le explicó que la renuncia no es absoluta, ya que podría volver a solicitar por escrito. “¿Desea, entonces, renunciar al privilegio de libertad bajo palabra?”, le preguntó.
“Exacto”, contestó Colón Maldonado, para luego firmar el documento de renuncia, que leyó la técnica sociopenal que lo acompañaba. El confinado asintió cuándo se le preguntó si la decisión fue “única, libre y voluntaria”.
La vista para evaluar el privilegio llegó por referido del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), ya que la Ley 85 de 2022 obliga a la agencia a avisar a la JLBJ sobre todo confinado que haya cumplido el tiempo mínimo para ser considerado para libertad bajo palabra.
En el caso de Colón Maldonado, hubiera tenido que esperar 75 años, pero una enmienda reciente le permite considerar sus tres condenas a la vez, por lo que el período se acorta 25 años, mucho menos de los 37 años que han pasado desde que fue sentenciado.
El hombre cumple tres sentencias de cadena perpetua por los asesinatos, en 1985, del dentista Luis Manuel González López, el cronista social Iván Frontera y el músico Gabriel Faxas de Miguel.
Por los prejuicios de la década de 1980, el convicto fue apodado como el “Ángel de Solteros”, por matar hombres homosexuales.
De la vista, intentaron participar primas y amigas de algunas de las víctimas que se oponen a la liberación, pero no cualificaron porque uno de los criterios para tener legitimación activa es que los familiares deben tener, al menos, un tercer grado de consanguinidad.
“La Ley 85 es sumamente defectuosa y se notó en el procedimiento. Ellos quieren limitar el acceso como víctimas a quien sea hijo, hermano o el fallecido. ¿Qué pasa cuando tú eres el amenazado directamente? No contempla eso. No me dejaron participar. Él le ha dicho a psicólogas y psiquiatras forenses que, si sale, me mata”, denunció Fátima Seda Barleta, amiga cercana de Frontera.
La mujer relató que trabajaba para el periódico local “El Investigador”, en aquella época, y había conocido a Frontera, por lo que pudo ver a Colón Maldonado. Tras el crimen del cronista, publicó referencias del entonces joven que ayudaron a las autoridades a identificarlo.
“La oficial examinadora le tuvo que preguntar tres y cuatro veces, y ella misma no entendía bien lo que él decía. Le preguntaron si quería participar, y eso lo entiende un niño de 5 años. (...) Para mí, (la renuncia) es estrategia. Somos muchos hoy pendientes de la vista, pero mañana se puede celebrar sin que ninguno de nosotros se entere”, alertó Seda Barleta.
La abogada y escritora, de 81 años, acompañó a familiares de otras víctimas fatales de Colón Maldonado, que prefirieron no identificarse.
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