“No-ooh, no-ooh, dejes que algo me pase —Señor, bendíceme siempre. Aunque pa’ morir se nace —donde quiera que esté”.
Era una mañana soleada de jueves en Bayamón, casi tan común como cualquier otra. El calor era abrasador.
Poco después de las 10:00 a.m. de ese 1 de junio de 2023, Neftalí Álvarez Núñez, de 42 años y conocido en el mundo de la música urbana como Pacho El Antifeka, salía de una cita de seguimiento en las oficinas médicas de APS ProClinics, ubicadas en el Plaza Tropical Shopping Center, en la PR-167, de ese municipio.
Pacho caminaba despreocupado hacia el estacionamiento, donde estaba su vehículo, luego de completar su cita; quizás pensando en futuros proyectos musicales, o repasando en su mente la lista de quehaceres del día. Entonces, sin percatarse, una guagua negra tipo Sport Utility Vehicle (SUV), se acercó sigilosa hacia donde se encontraba.
En un video de seguridad del centro comercial se observa el momento en que dos individuos, que se presume habrían bajado de la guagua, se dirigen hacia el artista. Al cabo de no más de diez segundos, subieron apresuradamente al auto y se marcharon.
Los sicarios hicieron múltiples detonaciones, segándole la vida al instante.
A pesar de que ya han transcurrido tres años del asesinato de Álvarez Núñez, la Policía aún no identifica a los autores del crimen y continúa activamente la pesquisa, explicó a El Nuevo Día el teniente José Bonilla, director de la División de Homicidios de la Policía en Bayamón.

El día del asesinato
“Por eso es que me cuido tanto —Oh-ooh. Porque no quiero tristeza y llanto —Oh. En el nombre del Padre y del Espíritu Santo".
De acuerdo con la información preliminar que ofreció la Policía el día de los hechos, las autoridades fueron alertadas a través del Sistema de Emergencias 9-1-1 sobre detonaciones en el centro comercial. Al llegar, los agentes encontraron el cuerpo sin vida “de un hombre de 42 años en el interior de un carro Infiniti modelo EX35, del año 2008 de color negro”.
La escena sugería que lo acorralaron cuando entró al vehículo, sin darle oportunidad de defenderse o de huir. El cuerpo presentaba varias heridas de bala.
Las autoridades recuperaron en el lugar casquillos de calibre de arma corta y arma larga.
En ese momento, el entonces director de Homicidios, el inspector Robert Ramos, mencionó preliminarmente que investigaban si el motivo del asesinato estaba vinculado al trasiego de drogas, pero posteriormente indicó que la Policía no descartaba ningún móvil.
Toma fuerza inusual teoría
“No-ooh, no-ooh —protégeme de la envidia. No dejes que algo me pase —y de los falsos ocultos que están en mi contra. Aunque pa’ morir se nace —y en el nombre de Dios”.
Desde el día del crimen se manejan varias teorías que incluyen rivalidades por trasiego de drogas o ajuste de cuentas, entre otras. No es inusual que, en ocasiones, cuando se reporta el asesinato de una persona vinculada a la industria del reguetón, se piense automáticamente que la causa se resume a actividades del crimen organizado.
“Hasta el momento, en la investigación se han realizado varias entrevistas, se ha podido entrevistar a varias personas que, en un momento dado, pudieron haber sido sospechosos, pero hasta el momento, no hemos podido encontrar evidencia directa que pueda involucrar a estas personas para realizarle cargos criminales”, explicó Bonilla en entrevista con El Nuevo Día desde las oficinas del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Bayamón.
Sobre Pacho se rumoraba que tenía vínculos con el narcotráfico desde su época en el residencial Juana Matos, en Cataño, de donde era oriundo.
Parte de esa percepción provenía de un caso federal por posesión de armas de fuego, por el que cumplía una probatoria, luego de un allanamiento en un apartamento de ese residencial, donde se le ocupó un arma que portaba de manera ilegal. También pudo deberse a la reputación de maleanteo que rodeaba al exponente y productor, una imagen que le otorgaba la credibilidad callejera necesaria para destacarse en ese género.
Sin embargo, en un mundo donde la línea entre la realidad y el mito se difumina cada vez más, existen casos que demuestran categóricamente que no todo lo que se ve es lo que aparenta ser.
“Una de las teorías que tenemos es que, sí, podrían estar involucradas las guerras por áreas por cuestiones de sectores y por los mismos puntos de drogas”, admitió Bonilla. “(Pero) estamos hablando, en este caso, de una persona que fue la víctima de un crimen”.
“Lo que sí podría decir es que, de nuestra investigación, surge que esta persona era un líder, pero no estamos hablando necesariamente de un líder de puntos de droga, más bien me refiero a un líder comunitario, con la música. Era una persona influyente en su comunidad”, indicó el teniente.
Paradójicamente, el móvil que ha tomado más fuerza tras la recopilación de evidencia, las entrevistas realizadas a posibles testigos y los vídeos de seguridad analizados, ha sido que Pacho fue ultimado por intentar mantener la paz, no solo en su querido Juana Matos, sino entre residenciales, y hasta dentro de la industria del reguetón.
“De las entrevistas que hemos hecho surge un dato (de) que, de alguna manera u otra, Pacho intentó hacer la paz entre varias situaciones que estaban ocurriendo en distintos residenciales con el que él tenía contacto directo o donde vivía. No descartamos la posibilidad de que el asesinato se haya debido a este esfuerzo de Pacho por hacer la paz”, expuso categóricamente el director de la División de Homicidios de Bayamón.
No desató guerras
“Siempre hay un güirero que te tira de espalda. Cuántos se han caído con la glock en la falda. Se muerden por el pique, por la’ prenda’ y lo’ culo’. Porque mi nombre en la calle suena entre lo’ duro’ —pu-pu-pu-pum”.
El teniente Bonilla aseguró que, tras el asesinato de Pacho, la Policía tomó medidas preventivas al esperar que se suscitara alguna guerra entre puntos de droga relacionada al asesinato. Sin embargo, no fue así.
“Siendo honestos, fue una posibilidad que se previno y se prepararon varios planes. Se especulaba que la muerte de este joven traería algunas consecuencias contra otros lugares, pero en cuestión de la zona donde él residía, no podemos decir que tenemos datos de casos que hayan ocurrido posteriormente que estén vinculados al asesinato de Pacho”, explicó el teniente.
La investigación confirmó que Álvarez Núñez no residía permanentemente en Juana Matos, sino que frecuentaba el lugar al tener amigos y familiares que residen allí.
Mientras, la recopilación de evidencias, las entrevistas a personas de interés y el desarrollo de teorías continúa, pero nada ha llevado a esclarecer el caso.
“Han surgido sospechosos, tenemos varias teorías, tenemos información que es productiva para el caso y la seguimos trabajando”, aseguró.
Bonilla enfatizó que la recopilación de evidencia es un proceso tedioso y, en la mayoría de los casos, extenso, pero necesario para establecer un caso sólido ante los tribunales.
“Aquí (en Homicidios) hemos tenido casos de hechos ocurridos en 1988 y que recientemente, con ayuda de la tecnología y de las pistas, los hemos logrado esclarecer”, explicó el teniente, quien tiene 25 años en la Uniformada; nueve de ellos en Homicidios.

“Le diría que el 99% de las veces, sabemos qué ocurrió y bajo qué circunstancias, lo que nos limita es que no tenemos los recursos para levantar esa evidencia para someter un caso robusto y lograr la justicia en estos homicidios. Por eso la ayuda ciudadana es importante”, enfatizó mientras urgió al público a que, de tener alguna información que ayude a esclarecer el asesinato de Pacho El Antifeka, se comunique a la Línea Confidencial de la Policía al 787-343-2020 o directo a la Comandancia de Bayamón al 787-269-2094, extensión 1552.
Bajo probatoria federal
“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Papá Dios bendice nuestro camino en donde quiera que estemo’ de la envidia y de lo oculto”.
Al momento de ser asesinado, Álvarez Núñez se encontraba libre bajo fianza después de ser arrestado por agentes del Negociado Federal de Investigaciones (FBI, en inglés) tras un allanamiento, en marzo de 2023, en un apartamento del residencial Juana Matos.
De acuerdo con una denuncia del FBI presentada ante el Tribunal Federal, cuando los agentes fueron a ejecutar la orden de allanamiento, Álvarez Núñez “salió por la puerta trasera de la residencia y les dijo a los agentes que su esposa tenía permiso legal para armas y que todo estaba dentro de una caja”.
La declaración jurada indica que, siguiendo las instrucciones de Álvarez Núñez, los agentes hallaron la llave y la caja donde estaba guardada el arma de fuego.
Dentro, encontraron una pistola Sig Sauer P320 con un cargador o magazine de once balas calibre .40 y una pistola Taurus G2c con un cargador insertado con 12 balas 9mm, que ocuparon.
Las autoridades aseguraron que pudieron corroborar que las armas eran legales. Sin embargo, el FBI alegó que Álvarez Núñez “es un convicto criminal y vive en la residencia con su esposa”.
“Su estatus como convicto criminal le prohíbe estar en posesión de armas de fuego, sea actual o posesión constructiva”, alegó el FBI en ese momento.
El “maleanteo” y el reguetón
El teniente Bonilla fue cauteloso al contestar preguntas de El Nuevo Día sobre cuán estrecho es el vínculo entre la industria del reguetón y el crimen organizado, a manera de mecanismo de distracción de sus actividades delictivas.
“Eso sería un dato de opinión personal, pero en mi carácter particular, no lo descarto. Hemos tenido casos en que lamentablemente eso ha ocurrido”, explicó el director de Homicidios. ”Siendo responsables no podemos decir que todos los que están en ese género están vinculados al crimen organizado, porque realmente hemos visto personas que han sido gente de bien y nunca han tenido roces con la ley”.
Bonilla indicó, sin embargo, que, en ocasiones, las letras de canciones de víctimas de asesinato que han sido exponentes del género pudieran arrojar pistas para esclarecer el caso, aunque esa no es la norma.
“En nuestro día a día, como investigadores de Homicidios, habría algunos casos en que algún tipo de letra podría darnos indicios, o nos podría guiar a conseguir evidencia para poder esclarecer ciertos casos”, admitió Bonilla.
“En el caso de Pacho no podría determinar eso, porque también tenemos que tener presente que estamos hablando de estilos, y sabemos que uno de los estilos que surge en el reguetón es el famoso ‘maleanteo’. Sabemos de personas que son exponentes de este género y no son delincuentes, pero también sabemos de otras personas que, lamentablemente, hacen que se entienda que todos los exponentes están involucrados en el crimen organizado”, añadió.
Carnavalización del crimen
Para el sociólogo y profesor de justicia criminal de la Universidad Interamericana en Ponce, José R. Cepeda Borrero, es importante hacer una distinción entre el artista y la industria que lo mercadea.
“El vínculo no tiene que ver con el género musical, tiene que ver con que las empresas comerciales legalizadas e ilegalizadas reaccionan igual ante el fenómeno musical, especialmente el que ellos entienden que atrae a su público”, indicó.
Cepeda Borrero explicó que la naturaleza filosófica del género del reguetón, el “maleanteo”, responde más a la realidad que viven los artistas que a sus posibles vínculos con el bajo mundo.
“Históricamente, la música urbana surge como una expresión artística de los sectores marginados. No es en sus orígenes música de la academia ni de músicos profesionales, sino que surge como una expresión de los sectores históricamente marginados”, explicó.
“Y así como el Banco Popular, por ejemplo, auspicia a Nydia Caro, el punto de droga auspicia a los suyos, a sus artistas urbanos, que son los que relatan la realidad de las comunidades marginadas”, añadió.
El criminólogo expuso, además, que el concepto de sociología conocido como “carnavalización del crimen”, podría explicar el fenómeno del aparente vínculo entre el crimen organizado y el reguetón.
“Ese artista con dinero que logra el éxito sabe que es ilegal lo que va a hacer, pero lo hace como una expresión de poder, consciente de que lo que hacen es ilegal y que pueden atraparlos. Al incurrir en el acto, demuestran de lo que son capaces, pero, por otro lado, invitan a ser investigados. En el fondo ellos saben qué puede pasar, pero esa es la emoción del riesgo, y eso no es distinto de lo que hacen los bancos cuando lavan dinero”, aseguró.
“El punto importante aquí es todo apunta a que el narcotráfico es una empresa de capital ilegalizado. Como las drogas son ilegales, su trasiego es ilegal, pero no deja de ser una empresa comercial, una empresa capitalista”, comentó mientras dijo que, estas empresas ilegales, al no tener mecanismos de resolución de conflictos, recurren a la violencia.
En el lugar y momento equivocados
Un caso que confirma la opinión del teniente Bonilla de que no todas las víctimas de crímenes violentos que son parte de la industria del reguetón están vinculados al crimen organizado, es el asesinato en noviembre de 2024 del productor de música urbana Ángel Manuel Díaz Ramírez, de 25 años y conocido como “Goldi”.
El crimen ocurrió a las 2:40 a.m. mientras esperaba su turno en el servicarro de un restaurante de comida rápida ubicado en el estacionamiento de The Shops @ Caguas (antiguo centro comercial Las Catalinas).
Lejos de haberse tratado de un asesinato realizado por sicarios del bajo mundo relacionado al narcotráfico, se trató de un clásico caso de “estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado”.
El informe preliminar de la Policía indicaba que el cadáver baleado de “Goldi” se encontraba en el asiento del conductor de una guagua Toyota Tacoma gris de 2023, que le pertenecía.
Dentro, se recuperó un arma de fuego propiedad de la víctima, quien poseía licencia para portar armas.
Conforme a la investigación realizada por el agente Daniel Dávila Santa, adscrito al CIC de Caguas, cuatro individuos planificaron buscar un vehículo en esa madrugada con el propósito de robarlo para cometer otros crímenes.
“Goldi” se encontraba en el servicarro de Burger King, en ese centro comercial, cuando cuatro sujetos, entre ellos un menor de edad, intentaron apropiarse de su guagua a punta de pistola. La víctima intentó repeler el robo con su arma de fuego pero los ladrones fueron más rápidos y recibió varios impactos de bala que le provocaron la muerte en el lugar.
Posteriormente, los cuatro sospechosos fueron capturados y vinculados al crimen, que sacudió una vez más la industria del reguetón. Y aunque varios de ellos fueron identificados como miembros de la organización criminal “Los Viraos”, el asesinato no guarda relación alguna con el trabajo de producción de “Goldi” ni con algún vínculo del occiso con el crimen organizado.
Tomás Alexis “Zancú“ Carrasquillo, de 19 años; Frankie Melecio Laboy, de 46 años; Yadniel Maldonado Berríos, también de 19 años, y un menor de edad no identificado, fueron imputados por el asesinato.
Los cargos que pesan contra el cuarteto, que se encuentra todavía esperando por un juicio, incluyen asesinato en primer grado, conspiración, riesgo a la seguridad y orden público al disparar un arma de fuego, portación, transportación o uso de armas de fuego sin licencia, disparar o apuntar armas de fuego y remoción de identificación del vehículo.



