
Opinion
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Truculencias así se ven harto frecuente en películas malas: el villano se hace el ciego, el tuerto, el cojo, el incapacitado, el idiota o hasta el muerto, para librarse de un mal trance. Escapa, al engañar, por el momento, a los buenos, dejando tras de sí una risa macabra, cuyo eco se repite sin cesar.
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