Para un presidente que intenta mantener contenta al ala liberal de su partido, la narrativa de nombrar a Maite Oronoz – mujer, puertorriqueña, gay, jueza presidenta de un tribunal supremo estatal – es casi irresistible, escribe Leo Aldridge
Para un presidente que intenta mantener contenta al ala liberal de su partido, la narrativa de nombrar a Maite Oronoz – mujer, puertorriqueña, gay, jueza presidenta de un tribunal supremo estatal – es casi irresistible, escribe Leo Aldridge
La vacante judicial en el Primer Circuito de Apelaciones federal – uno de los tribunales con mayor impacto sobre Puerto Rico – ha provocado que distintos sectores en San Juan, Washington y Boston arrecien su cabildeo por lo bajo en favor de sus nominados favoritos. Y la administración de Joe Biden, consciente de que la vacante la ocupó por mucho tiempo el puertorriqueño Juan Torruella y de que aproximadamente la mitad de los casos criminales del Primer Circuito emanan de Puerto Rico, está muy en sintonía de las conversaciones e intereses de distintos grupos aquí y allá.
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