

En la historia política de Puerto Rico, el Partido Popular Democrático (PPD) ha sido una fuerza dominante, pero no ha estado exento de divisiones internas que han debilitado su cohesión y efectividad. Un claro ejemplo de esto se puede observar en la elección de 1968, donde la falta de unidad entre los líderes del partido contribuyó significativamente a la derrota electoral. Esta historia parece repetirse en la actualidad bajo el liderazgo de Jesús Manuel Ortiz, cuando las mismas dinámicas de fraccionamiento y falta de liderazgo están conduciendo a esa colectividad hacia un camino similar.
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