


En Puerto Rico, cada informe educativo nos recuerda una verdad incómoda: nuestros niveles de aprovechamiento académico siguen entre los más bajos del mundo. Pero también existe claridad sobre la solución. No hay reforma más efectiva, ni inversión más transformadora, que enseñar a nuestros niños a leer bien y desde temprano. La lectura, y el amor por los libros, es el cimiento sobre el cual se construyen todas las demás destrezas: matemáticas, ciencias, razonamiento crítico, creatividad; y es la herramienta más poderosa para romper ciclos de pobreza.

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