
Se adhiere a los criterios de The Trust Project
Volví a Puerto Rico a vivir frente al mar y me pregunté si habría cánticos y graznidos de aves marítimas. Era en realidad un sueño, porque conocía mi playa desde la adolescencia. Los primeros años dos pelícanos silenciosos planeaban sobre la playa y, de vez en vez, sobre el mar, se zambullían en busca de presa. Con el tiempo desaparecieron. Tuve que conformarme con ver de lejos gaviotas desubicadas cuando cruzaba el puente de la Laguna San José y, recientemente, suspiré profundamente cuando vi desde mi ventana un elegante y solitario chorlito marino pasearse por la orilla.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: