Se llama David y no es casualidad que ese sea su nombre. Es un hombre de Dios que disfruta servir al prójimo con su trabajo y con su hermosa voz de cantor. A su lado, tuve el privilegio de cantarle al difunto padre de un querido amigo mutuo. Lo próximo que de él supe fue que fue arrestado inmisericordemente por unos agentes que por corazón tienen un bloque de hielo. Por eso se les llama agentes del ICE. Días después me llegó un video donde se le veía custodiado, como si fuera un criminal, mientras le cantaba a los que con él coincidían en su obligado viaje de regreso en ferry a la República Dominicana. La tristeza y la indignación ante tal atropello me lanzó a esta reflexión.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: