Nuestra nueva realidad de enseñanza nos sirve de oportunidad para repensarlo todo. Un ambiente virtual inclusivo es posible, dice Franchesca Rivera Cintrón
Nuestra nueva realidad de enseñanza nos sirve de oportunidad para repensarlo todo. Un ambiente virtual inclusivo es posible, dice Franchesca Rivera Cintrón
La adversidad destapa realidades y las hace dolorosamente visibles. El año 2020 llegó con retos, desde terremotos hasta una pandemia causada por el COVID-19. Estos sucesos han mostrado la desigualdad que existe en la niñez puertorriqueña. Los educadores siempre la hemos visto muy de cerca. Reconocemos que la infancia es desigual en términos de raza, clase, vida familiar y oportunidades. Nuestro trabajo como educadores requiere una constante reflexión sobre cómo esto influye en nuestra práctica y cómo logramos justicia social para nuestros estudiantes. Este proceso puede resultar abrumador, porque hay muchas situaciones que están fuera de nuestro control. Sin embargo, sabemos que la desigualdad tiene un fuerte impacto en el desarrollo socioemocional de la niñez, lo cual afecta directamente su desempeño académico. Así que tenemos que hacer algo al respecto y unir nuestras voces.
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