La educación y erradicación de la violencia de género no se logrará fomentando que los ciudadanos renuncien a sus derechos constitucionales, escribe Ana María Strubbe
La educación y erradicación de la violencia de género no se logrará fomentando que los ciudadanos renuncien a sus derechos constitucionales, escribe Ana María Strubbe
Los pasados días han sido una representación de cuán vulnerable es nuestra sociedad. Eventos trágicos y lamentables provocan el desconcierto, no solo del ciudadano común, sino de los poderes llamados a defender. En medio del dolor de una familia y grito de mujeres hartas del abuso el Estado “protector” se pasa la papa caliente y le dan la espalda a la Constitución. En menos de 48 horas, la respuesta no se hizo esperar. Se alimenta el dolor para para justificar deshilar nuestra Constitución y la falsa impresión de que se atienden los problemas.
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