1 / 10 | 8 momentos bien boricuas de la histórica residencia de Bad Bunny en el “Choliseo”. Una de las estampas del montaje fueron las tradicionales sillas blancas plásticas con matas de fondo. - Carlos Rivera Giusti/Staff
12 de julio de 2025 - 10:36 AM
Lo que anoche se vivió en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot fue mucho más que un espectáculo musical.
Con una puesta en escena que apeló a todos los sentidos, Bad Bunny inauguró su residencia artística “No me quiero ir de aquí” con una producción que celebró la cultura, la historia y la identidad boricua.
Desde la escenografía hasta el vestuario, cada elemento fue diseñado para rendir homenaje a Puerto Rico.
Aquí algunos de los momentos más destacados:
La tarima principal simuló la zona montañosa de Puerto Rico, con vegetación tropical, matas de frutos locales, un flamboyán y sillas blancas plásticas. Todas estas estampas boricuas van a tono con los visuales del álbum “DeBÍ TiRAR MáS FOToS” (DTMF).
Además, se recreó una casa de campo, como la que aparece en el cortometraje de su disco DTMF, que fue parte del espectáculo.
La noche arrancó con una actuación dedicada a la bomba puertorriqueña, en la que Julito Gastón, percusionista del artista, elogió el sonido de los barriles.
Más adelante los Pleneros de la Cresta pusieron al público a gozar al ritmo de “Café con ron”.
Otra referencia a estos ritmos fue a través de uno de los mensajes que se desplegaron en la enorme pantalla antes del inicio del concierto: “Puerto Rico tiene dos géneros musicales: bomba y plena. La bomba es de origen africano, donde el tambor ‘responde’ al baile. La plena, considerada ‘el periódico cantado’, se usaba para narrar noticias o sucesos del pueblo”.
José Eduardo Santana acompañó a Bad Bunny con los acordes del cuatro puertorriqueño en temas como “Pitorro de coco”, que hace alusión a una bebida típica hecha con ron artesanal.
Bad Bunny también bebió de un envase que estaba rotulado como “Pitorro de coco”. El ron o pitorro, como se denomina aquí al producido clandestinamente, es un producto emblemático de Puerto Rico y otras islas del Caribe. Es más popular durante el periodo navideño, pero se consume durante todo el año.
4. Vestimenta jíbara
El cuerpo de baile apareció en la apertura del espectáculo vestido de blanco con las tradicionales pavas puertorriqueñas, rindiendo tributo al jíbaro como símbolo de la identidad cultural de la isla.
5. Mensajes de orgullo e historia proyectados en pantalla
Se proyectaron frases informativas sobre la historia y cultura de Puerto Rico, incluyendo referencias al coquí, el origen del nombre de la isla, el deporte, la música autóctona y la situación política colonial. Uno de los mensajes decía: “PR (Puerto Rico) es un territorio no incorporado de EE. UU., pero tiene bandera, cultura e identidad propia”.
Otro mensaje resaltó: “A pesar de ser territorio estadounidense, Puerto Rico compite como país individual en acontecimientos deportivos internacionales como las olimpiadas y Miss Universo”.
6. Salsa y “perreo” con sabor criollo
Bad Bunny interpretó temas como “Calladita” en salsa y cerró con “Baile inolvidable”, haciendo que todo el Coliseo se moviera al ritmo caribeño.
7. Experiencia multisensorial
El espectáculo integró, antes de comenzar, gallos y gallinas; olores similares a grama recién cortada y proyecciones visuales de elementos como playas, barrios y símbolos populares.
8. El público se vistió de patria
Fanáticos llegaron al Coliseo desde temprano con banderas, pavas y trajes inspirados en el jíbaro. Las afueras del recinto se convirtieron en una fiesta con música en vivo, gastronomía local, estaciones de bomba y plena, y áreas para fotos.
Hoy continúan las 30 funciones que ofrecerá el llamado Conejo Malo entre el 11 de julio y el 14 de septiembre.
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