¿Es ahora el momento de Jenniffer González?
En el 2020, las posibilidades electorales del Partido Nuevo Progresistas (PNP) y de Pedro Pierluisi parecían nulas. En el verano de 2019 hubo una insurrección civil que obligó a la renuncia de Ricardo Rosselló. Esto, luego de la revelación de un chat con expresiones ofensivas en las que el gobernador era figura prominente. En esos días también se produjo el arresto de la directora ejecutiva de la Administración de Seguros de Salud y de la secretaria del Departamento de Educación. Además, Pierluisi, quien había sido designado secretario de Estado por el gobernador renunciante, fue humillado y no confirmado por el Senado, controlado por su propio partido.
En el 2020, el Partido Popular Democrático (PPD), por su parte, postuló para la candidatura a gobernador a un alcalde simpático y exitoso de un pueblo norteño. El ejecutivo municipal derrotó de manera aplastante en primarias a la alcaldesa de San Juan y a otro líder popular que ocupó la presidencia del Senado. Ese año, además, dos figuras carismáticas, Alexandra Lúgaro y Juan Dalmau, presentaron sus candidaturas a la gobernación, y surgió un nuevo ofrecimiento conservador por parte del Proyecto Dignidad. A pesar de todas estas complicaciones, Pierluisi, con su hablar pausado y estilo mesurado, se impuso a todas esas adversidades y resultó electo gobernador.
Aunque no está libre de complicaciones, para la contienda del 2024 Pierluisi luce en mejor posición de prevalecer que ante el panorama predominante en el 2020. Cuenta con una pluma abierta de fondos federales para el desarrollo de obras, ha asegurado la solvencia del plan de salud en el futuro inmediato y ha concedido aumentos salariales a sectores importantes de los empleados públicos. Si bien no cuenta con un magnetismo imponente, a nadie ofende ni impulsa a la acción agresiva en su contra. Cuenta, además, con $2.5 millones disponibles para cualquier campaña.
Jenniffer González opina que el PNP está preparado para una primaria
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A lo anterior hay que añadirle un PPD desmoralizado y sin figuras de fuerza como potenciales candidatos a la gobernación y a la alcaldía de San Juan. Además, la colectividad tiene problemas severos en Mayagüez, Ponce, Guayama y Trujillo Alto. Mientras, persiste su inexistencia habitual en Guaynabo y Bayamón. Por otro lado, los candidatos del Partido Independentista y de Victoria Ciudadana, con sus méritos y haberes, no son ya las figuras impolutas de hace cuatro años, pues han recibido machucones y cicatrices producto del fragor político y de sus propios deslices.
Si hoy hubiese que apostar, Pedro Pierluisi debería revalidar en la gobernación. Pero, siempre hay un pero. Sobre Pierluisi se cierne una amenaza. Curiosamente no es externa sino interna. Se trata de Jenniffer González. Tal parece que el equipo de la comisionada residente en Washington ha concluido que su oportunidad de llegar a La Fortaleza es ahora o nunca. Se piensa que, si Pierluisi prevalece en el 2024, es muy difícil que el PNP logre un cuarto triunfo consecutivo en el 2028. Por ello, se dice que el momento es en el 2024, aprovechando su fuerza y simpatía dentro del PNP. Se considera que, en una primaria interna, González prevalecería sobre el gobernador. A tales efectos, se invoca el precedente de Ricardo Rosselló, quien en 2016 derrotó en primarias a Pierluisi.
Abierta la posibilidad de una primaria en el Partido Nuevo Progresista
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Independientemente de los méritos de González, no es lo mismo una primaria cuando el partido está fuera del poder, que un reto a la persona que ocupa el cargo de primer ejecutivo. La historia está repleta de enfrentamientos internos dirigidos a desbancar a un incumbente. Uno tras otro, culminaron en la derrota del partido en el poder. En Estados Unidos, ese fue el caso del Partido Republicano en 1912 y 1976. También ocurrió en el Partido Demócrata en 1980. En Puerto Rico, una situación similar se produjo en el PPD, en 1968, y en el PNP, en 1984.
Un PNP dividido no tiene oportunidad de prevalecer en el 2024. Su división, unido a la inexistencia práctica del PPD, hará entonces posible, lo que hasta hoy lucía imposible. Esto es, que una tercera fuerza consolide la molestia y el desencanto electoral existente, de forma tal que prevalezca estrechamente, alcanzando la gobernación. Si esto sucede, el PNP debe olvidarse de su sueño de lograr la estadidad. El nuevo arreglo político que en ese momento se cuajará, se ocupará de inhabilitarlo definitivamente. De hacerse realidad este augurio, el PNP y la estadidad no serán derrotados por la oposición. Sus propias fuerzas escribirán su epitafio.
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