
Opinión
Explica ideas y extrae conclusiones basadas en la interpretación de hechos y datos.
No soy católica practicante. Tampoco podría decir, al menos no en los términos tradicionales, que soy una cristiana devota. Pero sí soy creyente en algo que trasciende lo dogmático: los principios humanistas del cristianismo —la compasión, la justicia, la dignidad humana. Y desde esa orilla, desde esa fe sin templo, no he podido apartar mis ojos ni mis pensamientos del cónclave que se celebró en El Vaticano tras la muerte del papa Francisco.
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