

Persiste el empeño de promover la revitalización de nuestros centros urbanos. De su estado precario damos fe, pero resulta difícil entusiasmarse con la idea si las premisas para hacerlo ahora seguirán siendo las mismas. Se ha tratado muchas veces: inicialmente demarcando zonas históricas; años atrás promoviendo el programa denominado Main Street (del que nadie se acuerda); peatonalizando calles de Arecibo, Bayamón, San Juan y Yauco; también implantando la Ley 212 para fomentar inversiones en Ponce. Nada funcionó, pero el bendito “rescate” sigue siendo tema terco del voceteo político inflado por la nostalgia melosa.
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