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prima:La democracia y el Tribunal Supremo

En el sistema político de Estados Unidos la mayoría no gobierna, debido a su anticuado diseño constitucional y las tendencias geográficas recientes, de acuerdo con Jaime Lluch

6 de noviembre de 2020 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.
President Donald Trump and Amy Coney Barrett stand on the Blue Room Balcony after Supreme Court Justice Clarence Thomas administered the Constitutional Oath to her on the South Lawn of the White House White House in Washington, Monday, Oct. 26, 2020. Barrett was confirmed to be a Supreme Court justice by the Senate earlier in the evening. (AP Photo/Patrick Semansky) (The Associated Press)

Contrario a lo que piensan muchos abogados liberales, es muy limitado el cambio social y político que se puede lograr a través del derecho. Aun así, desde el fallecimiento de Ruth Bader Ginsburg, el Partido Republicano y el senador Mitch McConnell en especial se movieron a la velocidad de la luz para sentar en el Tribunal Supremo a una gran favorita de la conservadora “Federalist Society”, Amy Coney Barrett, burlando todas las normas de reciprocidad democrática, siendo nominada por un presidente que perdió el voto real y confirmada por senadores que representan mucho menos de la mitad del electorado. Es la primera vez en 151 años que una juez es confirmada sin un solo voto del partido “en minoría”. Junto con Kavanaugh y Gorsuch, ahora la derecha jurídica tiene una mayoría de 6-3.

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