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Al infierno y de regreso: conoce al autor exconfinado que logró rehabilitar su vida a través de la lectura

En su novena obra, Aníbal Santana Merced hace un recuento detallado de su vida en el bajo mundo y cómo los libros lo liberaron

6 de noviembre de 2025 - 6:29 PM

El exconfinado y autor, Aníbal Santana Merced, presenta su noveno libro "Viejo, pero no pendejo". (xavier.araujo@gfrmedia.com)

Algo así como bajar al infierno y regresar ha sido la vida de Aníbal Santana Merced, un exconfinado, autor y motivador que se ha convertido en un vivo ejemplo del poder que tiene la rehabilitación y de la posibilidad de transformación que existe en cada persona.

En su noveno libro, titulado “Viejo, pero no pendejo”, Santana Merced profundiza en aspectos de su vida como nunca lo había hecho en sus ocho libros anteriores. El autor compartió con El Nuevo Día una conversación cándida, en la que describió, entre otras cosas, el entorno familiar en el que se desenvolvió.

“A los 11 años me fui de mi casa porque mi papá era alcohólico y nos golpeaba a mi madre, a mis hermanas y a mí, todos los días. Cuando cumplí los 11 me fui y me quedaba en la calle, fue ahí donde comencé a meterme en problemas”, recordó.

“A esa edad intenté cometer un robo, pero salió mal y ahí fue donde caí por primera vez en la prisión juvenil. Ahí fue que entendí que yo no quería estar adentro. Eso no era lo que yo quería para mi vida. Quería estudiar, ir al gimnasio, pero el juez me dio una sentencia de dos años y seis meses, de la cual solo serví los seis meses y salí en probatoria”, dijo.

Sin embargo, el autor relató que, para su martirio, el juez decidió darle la custodia a su padre, que, aunque ya se había separado de su madre, continuaba comportándose violentamente.

Universidad de la delincuencia

Santana Merced aseguró que esos seis meses en la cárcel de menores lo capacitaron para una carrera en el crimen organizado.

Al ser prácticamente obligado a vivir con su padre maltratante, el joven Aníbal, de apenas 14 años, decidió violar su probatoria y convertirse en un prófugo.

“Le dije a mi padre ‘hasta nunca’ y comencé a ocultarme en los montes, en casas de amigos, porque no quería regresar a la cárcel y tampoco quería volver a ser maltratado por mi padre. Ahí continué metiéndome en problemas”, comentó.

El exconfinado y autor, Aníbal Santana Merced, presenta su noveno libro "Viejo, pero no pendejo".
El exconfinado y autor, Aníbal Santana Merced, presenta su noveno libro "Viejo, pero no pendejo". (Xavier J. Araújo Berríos)

“A esa edad ya me había metido hasta el cuello en la delincuencia. Controlaba mi propia organización criminal y a los 15 mi mejor amigo intentó asesinarme, me dio un disparo en la barriga. Ya, a esa edad, tenía guerra con los narcotraficantes más peligrosos del área metropolitana y a mis 17 me arrestaron por última vez y me impusieron una sentencia de 262 años por asesinato, robo, carjacking, violación a la Ley de Armas, escalamientos, o sea, me radicaron un sinnúmero de delitos graves. Por eso fue la sentencia tan larga”, señaló.

Santana Merced recordó que, cuando llegó a la cárcel en Ponce el 18 de junio de 1999, seis meses después, el 3 de diciembre, nació su hija. Ahí, dijo, encontró la razón para mantenerse vivo dentro del infierno penitenciario.

“Había llegado a un momento en mi vida en que yo me sentía cansado, agotado, me apestaba la vida, y cuando nace mi hija, me regresó a la vida. Mi niña fue ese motor que me dio ganas de vivir otra vez”, indicó.

“Aun yo sabiendo que posiblemente nunca la iba a poder llevar a la escuela, que posiblemente le iba a decir ‘papá’ a otro hombre que no era yo, pero, aun así, cuando tenía la oportunidad de verla en las visitas, era lo único que me llenaba de alegría”, expresó.

“Cuando leía no estaba preso”

El encuentro de Santana Merced y la lectura es algo así como un encuentro por serendipia. Una vez, relató, estando en confinamiento solitario, encontró una biblia en la celda y comenzó a ojearla. Era lo único que podía hacer en ese pequeño y frío espacio para matar el tiempo.

“Comencé a leerla solo porque estaba aburrido, no había otra cosa que hacer. Y me comenzaron a gustar mucho las historias que leía, en especial me identifiqué mucho con la historia de Saulo de Tarso y su transformación al apóstol Pablo”, rememoró.

Luego de ser trasladado a otra penitenciaria, esta vez en Guayama, otro encuentro fortuito con un libro volvió a encender su hambre de lectura.

“Un confinado amigo mío estaba hablando conmigo y vi que tenía un libro en la mano. Le pregunté que de qué era ese libro y lo que me contestó fue que ‘yo no sé quién fue el ca&$#n que lo escribió, pero yo lo utilicé para entrar un cuchillo a la cárcel’”, describió.

“Le dije que lo quería leer y me lo dio. Era ‘El Alquimista‘, de Paulo Coelho, y cuando comencé a leerlo, me encantó. Cuando leía me sentía libre, no escuchaba los portones de la prisión ni los gritos de los confinados. Me dio la fiebre de querer seguir leyendo y empecé a buscar en la prisión diferentes libros y seguí por ahí. Me percaté de que cuando yo leía, no estaba preso”, relató el autor.

El exconfinado y autor, Aníbal Santana Merced, presenta su noveno libro "Viejo, pero no pendejo".
El exconfinado y autor, Aníbal Santana Merced, presenta su noveno libro "Viejo, pero no pendejo". (Xavier J. Araújo Berríos)

Más sabe... por viejo

Hoy, con su novena obra, Santana Merced busca compartir con otros que, como ocurrió con él, atraviesan momentos de incertidumbre y desesperación ante lo que parece una vida sin sentido.

El autor dijo, sin embargo, que si bien en la rehabilitación de una persona inciden muchos factores, uno de los más importantes es romper con ciclos de repetición.

“La rehabilitación se compone de muchos factores. El Departamento de Corrección y Rehabilitación necesita corregir muchas cosas, claro, pero de nada sirve que el Estado me de todas las herramientas si yo como persona decido no aceptarlas y continúo volviendo a la misma vida”, sentenció.

“A veces tenemos hasta que separarnos de familiares que nos empujan de nuevo a ese mundo. Hay que salir de esos entornos para poder progresar”, añadió.

El autor compartió la anécdota de por qué tituló su más reciente trabajo de manera tan explícita.

“Cuando salí de la cárcel en 2013, después de estar 15 años, llegué a mi barrio y quien lo controlaba en ese momento era alguien de mi pasado, que había trabajado conmigo en el bajo mundo y ahora él estaba en el poder. Cuando me vio me dice ‘qué bueno que saliste, te necesito de mi lado. Tengo armas, chavos, carros, lo que tú necesites’. Yo lo miré y le dije ‘no, ya yo cambié, yo no vuelvo para eso, de verdad que enganché los guantes’. Él me dice ‘¿en serio? Saliste viejo de la cárcel’ y yo le contesté ‘viejo, pero no pendejo’. De ahí sale el título“, recordó.

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