


Cuando todo parece venirse abajo —por razones políticas, económicas o por crisis climáticas— es en comunidad donde se revelan otras escalas de compromiso y trabajo colectivo, capaces de construir alternativas de emancipación y convertirse en referentes de esperanza. En el caso de la autogestión comunitaria de Casa Pueblo en Adjuntas, nos nutrimos de una economía social basada en el Café Madre Isla y en el trabajo voluntario. Sin embargo, no es menos cierto que las donaciones individuales y el apoyo filantrópico ha permitido expandir programas y realizar proyectos especiales sin depender del gobierno.

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